miércoles, 16 de marzo de 2011

Crazies in Wonderland II

El conejo perdió su reloj y salió a buscarlo al bosque donde estaba esperándole el lobo de caperucita para comprar en la frutería un montón de manzanas. Allí lloraba sin compasión porque tenía el ojo vago. No había dormido y tenía sueño, así que se tomó una de las manzanas y corrió calle arriba. Entonces se fue al bar a tomarse un café. Le entraron ganas de fumar y se tuvo que salir a la puerta a tomar el fresco, debido a la nueva ley antitabaco. Dejó el bar como una fragancia de Ambipur.

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