sábado, 22 de octubre de 2011

Mis cosas y mis monstruos

Las pulseras se tocan bajo la ropa.
La configuración electrónica se sonroja infiltradamente.
Amélie imagina el polen de las plantas.
Tim Burton determina la Calle Cerón 17.
El profesor discute con sus átomos.
La libélula será infiltrada en la nariz congestionada.
Los adolescentes se detienen cuando los llama Sergi.
La chirimía cruzó con sus cosas y sus monstruos.

Tan solo falta el cubano

El ordenador adelanta la ventana con tocinillo de cielo.
Los gatos producirán cabezas disecadas hexagonalmente.
La araña guarda la letra ñ de forma brusca.
Las monjas iluminan su reloj sin prisa pero sin pausa.
El profesor no acepta mañana en su interior.
El sol cocina su tela cuando cambia la hora.
El cambio se emborracha con pasteles y fuerza.
La caja fuerte se construye con vodka barato por jodernos.

Al rico polvorón, protagonizado por un tal Kurt Cobain

Había una vez una casa abandonada en mitad de un pueblo que estaba llena de polvo. Se pusieron todos perdidos y cascaron porque era un polvo tóxico y se volvieron mutantes. Fueron al pueblo de su tía abuela Felisa para comprar polvorones. Aunque era Navidad sentían el peso de la culpa sobre sus almas. Y entonces el cura siguió hablando y dando la chapa a niños que no entendían por qué no se puede usar protección. Mientras, protección civil no pudo ir a la tienda porque se cruzó con un camión lleno de chuches y juguetes,  pegó un golpe y se mató. Pero meditó mucho antes de morir, en sus seis horas de agonía y finalmente llegó al Nirvana.  Simultáneamente, un nene de Jamilena (que estaba muy bueno), se llamaba Kurt Cobain, integrante de una banda y fallecía en aquella casa, debido a un picotazo de abejorro porque no tenía After Bitte.

Vacaciones forzadas imaginariamente

Érase una vez una clase de 4ºA, concretamente. Eran muy felices cuando salían al bosque a pasear, para hacer un picnic. Cuando terminaron de comer se pusieron a jugar al waterpolo en el lago. Empezaron a salpicar y se mojaron los calzoncillos. Entonces Manolito le dijo a su novia: “pos’ llévale ésta” y su novia se la llevó. Luego fueron a comer porque les entró hambre, pero eran tantos que no sabían si hacer un muñeco de nieve en el bosque donde tomaron el picnic, ya que nevó repentinamente muy cerca del pueblo. Cogieron el primer vuelvo que salía y se fueron de ese pueblo de mierda. Entonces Paqui se levantó y se tuvo que limpiar la cacho mierda del delantal, se limpió el cuerpo porque se puso perdida de tomate, para quitarse el olor a mofeta.

Hay cosas que nunca se dejan de hacer

El profesor huele a dedos de los pies.
El paraíso saca la colonia.
La caja torácica come de la nada.
El imperio aísla la imaginación.
La sierra surgió los cuernos al sol.
La abuela abandonó su corazón.
El atril se encuentra en los rabillos de pasas.
El caracol corta a su discípula.